Raphaël Varane (Lille, 25 de abril de 1993) no es un producto de la «Fábrica» pero para Mourinho probablemente es casi como si lo fuese. La desmedida exaltación del entrenador luso propiciada por el gol que el central francés anotó ante el Barcelona es prueba de ello. Es el fruto de un trabajo, no sólo de captación de talento, también de formación.
El Real Madrid hizo oficial el fichaje de Varane el 27 de junio de 2011. Los blancos pagaron al Lens 10 millones de euros, una cifra nada discreta por un jugador de 18 años que había debutado con el primer equipo francés hacía poco más de un año.
Varane no representa ni el modelo de La Masia, ni el de la Fábrica, ni el de Zidanes y Pavones. Esta estrategia es un poco similar a la que el Sevilla lleva años trabajando. Recordemos los fichajes de Alves, Adriano o el propio Baptista. No eran jugadores de cantera, pero todos jóvenes y aún por pulir. Sobretodo el caso de Alves, un jugador que paso de exteemo izquierdo a lateral derecho, con un trabajo muy específico en lo táctico y lo defensivo.
En el caso del central francés el trabajo ha sido básicamente físico. Raphaël ya apuntaba maneras, pero luego esto se debe pulir y trabajar trazando una estrategia a largo plazo como para cualquier jugador del segundo equipo con potencial para ser titular en la élite.
Por eso para Mourinho, Varane es su «canterano» de oro.